Y Historia de España contemporánea : 1808-2018 –  Primera parte

1. De la Renacionalización desde arriba a la descentralización republicana.

La dictadura de Primo de Rivera aspiró a encarnar un nuevo nacionalismo español a través de sus políticas culturales ; la movilización y militarización de la juventud y el reforzamiento de ceremoniales y ritos así como de los contenidos nacionalistas de los currículos escolares.

Tras la caída de Primo de Rivera en 1929, y durante la “Dictablanda” del general Berenguer, los nacionalismos subestatales salieron de nuevo a la luz (Pacto de San Sebastián en agosto de 1930). Desde su nacimiento, la Segunda República adoptó una estructura descentralizada.

El estatuto catalán se aprobó por referéndum en 1932, el Vasco en noviembre del 33 y el Gallego en junio de 1936.

La victoria electoral de la derecha antirepublicana en las elecciones de noviembre de 1933 trajo consigo el bloqueo del proceso de descentralización regional.

2. Naciones en disputa: Guerra Civil y Franquismo.

La Guerra Civil supuso un enfrentamiento a muerte entre los nacionalismos español y periféricos y la confrontación entre distintas tendencias del nacionalismo español. La propaganda comunista y socialista aludía a los héroes del 2 de mayo de 1808 como precursores lejanos de los milicianos que ahora luchaban contra los fascistas mientras que el general Franco definía el alzamiento como “nuestra nueva guerra de la Independencia”.

La represión estatal y la supervivencia soterrada de las identidades nacionales alternativas, junto con el fracaso parcial del proceso de construcción nacional autoritario, permitió a los nacionalismos subestatales sobrevivir.

3. La cuestión territorial durante la Transición y consolidación democrática.

Tras la muerte de Franco en 1975, la cuestión nacional se erigió en uno de los factores de mayor influencia en el proceso de transición democrática. El debate giró alrededor del intento de alcanzar una solución a la articulación territorial que fuese capaz de satisfacer la reivindicaciones de los nacionalismos periféricos y de poder definir España como una nación.

La solución que fue pactada en la constitución de 1978 combinaba la concepción de España como una única nación política pero con la existencia de Estatutos de Autonomía. Se crearon 17 comunidades autónomas. Entre 1979 y 1983 cada una de las nuevas comunidades autónomas elaboró su correspondiente Estatuto de Autonomía.

Una de las características principales de la Constitución de 1978 es su ambigüedad en ciertos conceptos clave. Por un lado, afirma que España es la única nación existente y , por tanto, el único sujeto de derechos políticos. Pero por otro, también reconoce la existencia de “nacionalidades”- sin detallar cuáles son- y regiones- aunque la diferencia entre ambos conceptos no se establecía. Según el artículo 2 del título preliminar, se basa en “la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles”, pero reconoce y garantiza “el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran”.

Las dos tendencias mayoritarias del nacionalismo español desde 1975 se correspondían con la derecha e izquierda democráticas, mientras que el nacional catolicismo se redujo a la marginalidad política. La totalidad del nacionalismo español desde el final del franquismo puede ser caracterizado por dos rasgos: la búsqueda de una nueva identidad y legitimidad democrática; y, al mismo tiempo, el enfrentamiento con los nacionalismos periféricos.

Conclusión:

Se puede afirmar como ya señaló Juan Linz, que España constituiría un paradójico ejemplo del fracaso de los nacionalismos : ni unos ni otros, fuese el español fuesen el vasco, catalán o gallego, habían conseguido imponerse como doctrina hegemónica o identidad exclusiva en sus territorios de referencia. España no solo constituye un paradójico ejemplo del fracaso de nacionalismos opuestos que se bloqueaban mutuamente, sino que también nos ofrece un espejo de los límites de las políticas públicas de construcción nacional, tanto por parte del Espado central como por parte de los gobiernos autonómicos.

En Résumé: quatre questions occupent principalement la période. ( Rubén Baron Diestre, professeur Bachibac au Lycée Pablo Serrano de Zaragoza). Avec mes remerciements.

1. La question nationale (une ou plusieurs nations) est mêlée au débat sur la forme d’Etat (de la monarchie -absolue, autoritaire ou parlementaire- la république -fédérale ou centralisée- jusqu’aux solutions autoritaires -des dictatures militaires et des rêves révolutionnaires…). Il faut considérer les relations entre le centre (Castille) et la périphérie (Catalogne, Pays Basque… mais aussi la Galice, les Baléares, l’Andalousie, l’Aragon…) pendant notre histoire pour comprendre les conflits actuels.

2. La question religieuse: la participation de l’Église à la vie politique en Espagne a continué malgré la révolution libérale. Cette influence a été décisive pendant certaines périodes (Guerre Civile, Franquisme…) jusqu’à l’actualité.

3. La crise économique: l’Espagne a été toujours un état en faillite. La perte des colonies américaines, l’échec de la reforme libérale, le problème de la reforme agraire, et le retard de l’industrialisation.

4. Le problème militaire en Espagne: les militaires on été depuis la Guerre d’Indépendance et surtout à partir de Guerres Carlistes une force d’ordre politique utilisé par les partis pour résoudre les conflits. De cette façon certains militaires ont considéré toujours la « sauvegarde de l’Espagne » et ses valeurs comme « une responsabilité morale ».